Ecológicos y biodegradables, los zapatos Wayz dan un
paso más hacia la sostenibilidad del planeta. La primera colección,
"genderless and unseasonal", se lanzará a través de una campaña de
crowdfunding.
Neumáticos y zapatos reciclados, plantas, lino, lana, látex y madera: es de
estos materiales que nacen el
calzado ecológico y biodegradable. Pedro Maçana y Daniel Gonçalves,
responsables de la startup, concibieron una nueva marca de calzado y
consiguieron que los productos se produjeran exclusivamente en Portugal.
Los zapatos se fabrican manualmente en la Región de Oporto - con socios de
Felgueiras a Ovar, pasando por São João da Madeira - y los materiales
utilizados son reciclados y biodegradables. Sin embargo, Pedro Maçana asegura
que "producir un zapato sin huella ecológica no es fácil".
Aunque los materiales utilizados son accesibles, "las fábricas aún no
están acostumbradas a trabajar con ellos". La suela se recicla al 70%, con
la característica de neumáticos y zapatos existentes, pero no es biodegradable.
La piel está libre de metales y tratada a base de hierbas, lo que en conjunto
mejora la biodegradabilidad del producto. En el proceso de compostaje, en
vertederos, la piel es biodegradable en 15 días. La plantilla está hecha de
lino, lana, látex y madera y es biodegradable al 90%.
"En Portugal, hay pocas marcas de calzado", dijo Pedro, de 42
años, en una entrevista con P3. Esta fue una de las grandes razones para el
dúo, que se conoció en el curso de Diseño de Calzado en la Escuela de Diseño de
Lisboa.
"Nuestro objetivo es crear una marca y venderla en el mundo, como
hacen todos los demás", pero sin olvidar nunca la sostenibilidad como
parte identitaria de la marca. Crear calzado "ético", promover un
"precio justo", a través de la "transparencia" con los
clientes, y apelar a la "responsabilidad social" son los cuatro
pilares que dan vida a la startup, con sede en el Parque Científico y
Tecnológico de la Universidad de Oporto (UPTEC).
La primera colección, "sin género y sin estacionalidad", comienza
en un modelo más sencillo y pasa a uno más complejo. Hay cuatro diferentes,
aunque no "totalmente distintos", y hay 16 colores disponibles.
Debido a que se produjeron en Oporto, los fundadores se inspiraron en "la gente,
la ciudad y las curvas del río". "Hay una línea conductora para tener
un estilo propio y de marca propia", explica Pedro.
Cada modelo de zapato tiene un nombre "asociado con un tipo de
personalidad o un rasgo de comportamiento": "El hedonista" es
"un zapato más clásico"; "The Wanderer" es "para
mochileros"; "El inadaptado" es "el más irreverente";
y "The Sonder" es la cara de la "diversidad". Diseñado
"para durar", Pedro asegura que la intención no es tener "un
producto de lujo". "Queremos tener un producto de calidad que sea
accesible al mayor número de personas", añade. Animar a la gente a comprar
menos productos, pero mejores productos, es uno de los lemas del dúo fundador.
Wayz lanzará la primera colección en una campaña de crowdfunding con Indiegogo. El
precio de lanzamiento es de 89 euros. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que
los zapatos solo se producirán después de que se compren, es decir, en el modo
justo a tiempo. Los responsables apuntan la entrega a septiembre.
El precio "es caro", admiten, pero el objetivo es "trabajar
para reducirlo". Sin embargo, Peter también opina que "hoy en
día, si buscamos un producto de esta calidad, el precio es más que justo".
Aún así, "la gente necesita saber por qué paga lo que paga por un
producto", advierte.
Por este motivo, la transparencia con los clientes es fundamental para los
fundadores de Wayz: "Nuestra voluntad es mostrar al cliente cómo se hace,
por quién se fabrica, con qué materiales y en qué fábrica". La Startup
de Oporto vende directamente al público, sin pasar por intermediarios.
Pero no es solo con el medio ambiente lo que le importa a Wayz: el 1% de
las ventas se entregará a la institución solidaria Servicio de Organizaciones
de Asistencia de María (SAOM), con sede en Oporto, y vuelve a las personas
socialmente vulnerables y sin hogar. "Una colaboración basada en la buena
voluntad", dice el fundador.
En el futuro, el dúo quiere "avanzar" para construir zapatillas
aún más respetuosas con el medio ambiente. La voluntad es "tener acceso a
otro tipo de materiales", como algodón reciclado y corcho, para sustituir
el caucho de la suela. "Intentaremos asociarnos para trabajar en esta
dirección", explica Pedro. La misión es una: "hacer que este mundo
del calzado sea un poco más ético".
Wayz no es la primera marca de calzado portuguesa que se centra en la sostenibilidad. Ircycle, en Lisboa, fabrica zapatillas de plástico tomadas de los océanos. Y también de este plástico se fabrican las zapatillas y sandalias de Zouri, fundada por dos amigos minhotos, que no utiliza ningún producto de origen animal.